sábado, 3 de abril de 2021

LA CREACIÓN DEL REINO DE ARAGÓN


Retrato idealizado de don Ramiro I de Aragón, del pintor Manuel Aguirre y Monsalbe (1822-1856)



DON RAMIRO


Ramiro, cuyas relaciones personales con su hermanastro don García (hijo primogénito de Sancho el Mayor y doña Munia, y rey de Nájera-Pamplona, del señorío de Álava y de gran parte del condado de Castilla con el nombre de García Sánchez III, 1035-1054) nunca habían sido buenas, regía los territorios del condado de Aragón aunque estaba sometido a la potestas regia de su hermano.


Para conseguir convertir en reino al antiguo condado de Aragón tenía, en primer lugar, que romper su vínculo de fidelidad con la rama legítima de su padre, la cual, a partir de 1054, estaba representaba por el hijo de don García, el rey Sancho IV Garcés, el de Peñalén (1054-1076).


Pero romperlo sin más le habría acarreado la pérdida del gobierno del condado, ya que, con muy poco esfuerzo y tiempo, los tenentes del reino lo habrían ocupado.


Ramiro necesitaba el reconocimiento papal y empezó a concebir la idea a acercarse al mismo.


POLÍTICA MATRIMONIAL


Su principal política consistió en aumentar sus dependencias territoriales, y a ello, sin duda, le ayudó su matrimonio con Gilberga de Foix, hija del conde Bernando Roger de Carcasona. Éste era conde de Couserans y de Carcasona, señor de Foix y, tras su matrimonio con Garsenda de Bigorre, conde también de Bigorre.


Gilberga, la hija de Bernardo Roger, que más tarde se cambiaría el nombre por el de Ermesinda, fue un buen partido para Ramiro, puesto que le aportó en dote un buen número de castillos y zonas enclavadas en diferentes lugares de los Pirineos.


Si el territorio original del condado de Aragón pudo haber tenido unos 600 kilómetros cuadrados, Sancho el Mayor lo había ampliado hasta unos 4.000 al añadirle la zona sur de la actual comarca oscense de la Jacetania, la zona norte de la actual comarca de las Cinco Villas (provincia de Zaragoza), la cuenca izquierda del río Gállego y una línea de fortificaciones creadas por las tenencias, desde Uncastillo y Luesia (por debajo del río Onsella, en las Cinco Villas) hasta Agüero y Nocito (en la actual comarca de la Hoya de Huesca) y Secorún (en el Alto Gállego).


Ramiro, por su parte, se adueñó de aquellas plazas que estando enclavadas dentro de su territorio no le pertenecían, como Loarre, Bailo, Ruesta y Sos.


SOBRARBE Y RIBAGORZA


A la muerte de su hermanastro, el conde Gonzalo I del Sobrarbe y Ribagorza (cuarto hijo de Sancho el Mayor), acaecida en en 1045, Ramiro usurpó sus derechos y se hizo con el control de Sobrarbe y Ribagorza. También negoció con su sobrino Sancho IV el de Peñalén (hijo de Gonzalo) el territorio de Sangüesa, con lo que sus dominios se extendieron considerablemente.


Por otra parte, acordó el matrimonio de su hija Sancha con Armengol III de Urgell y de la hija del propio conde urgelino con su hijo Sancho Ramírez, quedando establecida una sólida alianza entre el futuro reino de Aragón y el condado de Urgell, que ampliaba los territorios controlados por Aragón e impedía al conde Ramón Berenguer I el Viejo de Barcelona (1035-1076) el acceso a las tierras del Cinca.


Ramiro no ejerció como rey de Aragón, sino quasi pro rege, y en bailía de Dios y de sus santos.


Según la Crónica de San Juan de la Peña, don Ramiro murió cerca de la ciudadela musulmana de Barbastro en el año 1062, a la edad de 63 años, y fue enterrado en el Monasterio del mismo nombre después de haber "reinado" durante treinta y ocho años.


Otra fuente histórica, no obstante, las Corónicas Navarras, hacen datar el fallecimiento del rey don Romiro en Grados (Graus), en al año 1107.



SANCHO RAMÍREZ I


 Sancho Ramírez  de Aragón, hijo de don Ramiro I de Aragón y de Ermesinda de Foix 


En 1064, Sancho Ramírez I de Aragón y Pamplona logró conquistar, aunque de manera efímera, la ciudad musulmana de Barbastro, junto con el conde Armengol III de Urgell. La hazaña fue revestida con tintes de cruzada puesto que Barbastro era una ciudad importantísima por su ubicación estratégica.


En 1068 viajó a Roma para obtener el reconocimiento de la Santa Sede, la principal autoridad moral de la época, de su reducido reino pirenaico.


De hecho, fue en Aragón antes que en Castilla-León o Pamplona donde primero se introdujo el rito romano en sustitución del tradicional visigótico.


LOS TRES SANCHOS


Los tres hijos primogénitos de Ramiro, García y Fernando (a su vez, hijos de Sancho el Mayor) se llamaron Sancho, como su abuelo, y pasaron a la historia como los tres Sanchos.


Los tres primos, Sancho II Fernández de Castilla y León (también conocido como Sancho II el Fuerte de Castilla (1065-1072), Sancho IV Garcés de Pamplona, el de Peñalén, (1054-1076) y Sancho Ramírez I de Aragón (1063-1094), se enfrentaron entre ellos y, a partir de sus reinados, la hegemonía del reino de Pamplona vio su final, quedando ésta repartida entre Castilla y Aragón.


Así, Sancho el Fuerte de Castilla, ayudado por Sancho Ramírez de Aragón, marchó contra Sancho Garcés, con el objetivo de recuperar el territorio de la actual La Rioja.


Rodrigo Díaz de Vivar, que luchaba del lado del Sancho castellano, consiguió parte de dicho territorio y, a continuación, entró en la taifa de Saraqusta, sojuzgándola.


Los tres Sanchos concertaron un tratado de paz, pero tras la muerte del de Castilla (1072), su hermano y sucesor, don Alfonso VI el Bravo (rey de León desde 1065, y de Castilla a partir de 1072, hasta 1109), reanudó la guerra contra el Sancho pamplonés (en este punto, el monasterio de San Millán de la Cogolla, que siempre había estado en el punto de mira, pasó a formar parte de Castilla).


La contienda entre los primos finalizó en junio del año 1076, cuando se produjo el regicidio de Peñalén (término del actual municipio de Funes, Comunidad Foral de Navarra), en que, en un día de caza, los hermanos del rey Sancho IV Garcés de Pamplona arrojaron a éste por un precipicio.


Las consecuencias que, para el reino de Pamplona, tuvo este fratricidio y regicidio fueron desastrosas, ya que la rápida presencia de las tropas del rey castellano, don Alfonso VI el Bravo y del aragonés, don Sancho Ramírez I, hizo que los grupos nobiliarios del reino pamplonés se decantaran por uno u otro bando. Así, los linajes nobiliarios de Vizcaya y de Álava apoyaron a los castellanos, mientras que los pamploneses lo hicieron al reino de Aragón.


EL REINO DE ARAGÓN Y PAMPLONA


Las tierras del antiguo reino de Pamplona quedaron bajo la autoridad de Sancho Ramírez, el cual se tituló a sí mismo Sancius gratia Dei rex Aragonensium et Pampilunensium, convirtiéndose en rey de Pamplona con el nombre de Sancho V (1076-1094). El condado de Álava, los señoríos de Vizcaya y Guipúzcoa, los territorios riojanos y la zona de Calahorra, por su parte, quedaron bajo los dominios del rey castellanoleonés.



Como la principal causa de las desavenencias entre Sancho Ramírez de Aragón y su primo Sancho Garcés el de Peñalén era la política de presión que ambos monarcas ejercían sobre el reino de Saraqusta, al morir el de Peñalén y ser Sancho Ramírez reconocido como rey por los propios pamploneses, éste pudo ver libre su vía de actuación sobre la taifa de al-Muqtadir.


Posteriormente, en 1081, murió al-Muqtadir y su reino se dividió entre sus dos hijos, creándose así los reinos de Saraqusta y Larida, los cuales entraron, enseguida, en disputa entre sí.


La situación, favorable para Sancho Ramírez, todavía evolucionó más en su favor cuando en el año 1086 se produjo la invasión almorávide y su primo, Alfonso VI de León-Castilla, solicitó su colaboración.


El rey aragonés y su hijo Pedro, ante un cúmulo de circunstancias tan favorables, no dudaron en romper las líneas del frente e iniciar un decidido avance hacia las tierras de llanura regadas por el río Ebro, dando comienzo al proceso reconquistador en esta parte de la península.


Al este del Cinca cayeron, entre los años 1087 y 1093, Estada, Monzón, Zaidín y Almenar, cerca de Lérida, la cual estaba ya siendo asediada por el conde de Barcelona. Por el oeste, en un avance mucho más lento, se llegó hasta las proximidades de Barbastro. En Montearagón, cerca de Huesca, se estableció en 1088 una fuerte guarnición. Por la zona del Gállego los progresos fueron mayores y más rápidos, pero menos consistentes, llegando hasta las proximidades de Zaragoza en 1091.


Sancho Ramírez I, el primer rey de Aragón, murió en el año 1094 mientras ponía cerco a Huesca, pero su hijo Pedro I pudo conquistar la ciudad dos años después.


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