lunes, 1 de marzo de 2021

EL CONDADO DE BARCELONA: RAMÓN BERENGUER I EL VIEJO



Raimundum Berengari (Ramón Berenguer I, 1035-1076), apodado el Viejo, fue hijo del conde Barcelona Berengarius (Berenguer Ramón I) y nieto, por tanto de Ramón BorrellSucedió a su padre como conde de Barcelona y Gerona en el año 1035, y de Osona en 1045.

Durante su extenso gobierno tuvo que hacer frente a numerosos problemas de orden nobiliario, especialmente en la zona del Penadés, zona fronteriza con Al-Andalus donde algunos nobles con bastante poderío militar como para ponerse en contra del poder condal. Tal es el caso de un tal Mir Geribert, quien llegó a tomar, por su cuenta, el control de algunas fortalezas y castillos.

 

SUS ANTECESORES

El poder condal, hasta que Ramón Berenguer tomó efectivamente las riendas del mismo, estaba en manos de su abuela paterna Ermesenda de Carcassone, una mujer autoritaria y contraria a los privilegios de la nobleza.

Ermesenda era hija del conde Roger I de Carcassone, lo que significa que su familia era dueña de los condados ultrapirenaicos de Carcassone, Comenge, Rasés, Coserans y Foix. Estos condados, a finales del siglo X, se hallaban en confrontación con el núcleo de los condados de Cerdaña, Conflent, Besalú, Berga y Ripoll, los cuales estaban en manos de la dinastía condal de Miró II de Cerdaña, hijo, a su vez, de Wifredo el Velloso. El matrimonio, en el año 991, entre Ermesenda y Ramón Borrell, conde de Barcelona, Gerona y Osona, se debió a un intento de reforzar los vínculos entre los condados de Carcasona (al norte) y Barcelona (al sur), en detrimento del de Cerdaña, situado en medio de los dos anteriores.

Ermesenda, siguiendo los principios de la Lex Visogothorum en cuanto a las dotes matromiales, de su matrimonio con Ramón Borrell, recibió la décima parte de los bienes de su marido, y, durante los ventiséis años que duró su matrimonio, ejerció un auténtico poder político en todos los dominios condales. 

Por estas fechas, el condado de Barcelona, de la mano de Ramón Borrell, junto con los condados de Urgell, Ampurias y Besalú, intervino muy activamente en la Fitna de Al-Andalus, participando en ayuda de Muhammad II al-Mahdí, que trataba de derrocar al califa bereber Sulayman al-Mustain. La victoria de esta coalición en la batalla de Aqbat al-Bakr (en la actual provincia de Córdoba), hizo recuperar el trono del califato a Muhammad II (mayo de 1010), pero dos meses después fue asesinado por orden de su propio jefe militar y el califato recayó en manos de Hisham II, quien ya había sido califa entre los años 976 y 1009. La inestabilidad en el califato que había desencadenado esta guerra civil propició la aparición de nuevos gobernadores en diferentes territorios de Al-Andalus que se proclamaron independientes y formaron los primeros reinos de Taifas. 

Esta situación benefició a los reinos y condados cristianos del norte de la península que impusieron a estos nuevos reinos el pago de las parias a cambio de no ser atacados.

Con la importante entrada de masa monetaria proveniente de las parias, Ramón Borrell llegó a acuñar moneda propia, con su imagen y nombre (Raimundus). Murió en septiembre de 1017, durante un ataque musulmán a Barcelona desde Saraqusta.

El hijo de ambos, Berenguer Ramón I, fue heredero natural del título condal, pero su minoría hizo que Ermesenda se convirtiera en tutora y regenta del mismo, y pasó entonces a gobernar de manera efectiva los territorios condales, incluso después de alcanzada la mayoría en 1023. 

Durante los años de su gobierno condal, reinó prácticamente un clima de paz en lo referente a las relaciones con los musulmanes, lo cual no gustaba en exceso a la aristocracia ya que, para ésta, la guerra era la única forma posible de obtener riquezas. 

Tras su muerte en 1035, los condados de Gerona y Barcelona, hasta el río Llobregat, pasaron a manos de Ramón Berenguer (hijo de su matrimonio con Sancha de Castilla), mientras que Osona pasó a Guillén (hijo del matrimonio de Berenguer Ramón con Guisla de Lluçá); el extremo sur del condado de Barcelona, entre el río Llobregat y la frontera con Al-Andalus, pasó a manos de Sancho (otro hijo de Guisla de Lluçá). 

Ermesenda, que era la abuela de Ramón Berenguer, Guillén y Sancho, todos ellos menores de edad, volvió a convertirse en regenta y ejerció el poder con muchas dificultades y de la manera que pudo, buscando ayuda de algunos de sus fideles, como los obispos de Vic y Gerona y otras personalidades.

El territorio al sur del río Llobregat, al que algunos historiadores denominan el condado del Penadés, se convirtió en el más conflictivo de todos, ya que su calidad de territorio fronterizo y su alejamiento del poder central del condado de Barcelona, hizo que algunos miembros de la nobleza local se apoderaran de las fortalezas de la zona  y gobernaran a su antojo como auténticos señores feudales.


EL NOBLE MIR GERIBERT

Entre estos personajes se hallaba Mir Geribert, un noble de la zona, autodenominado princeps Olerdulae (príncipe de Olérdola), que fue el líder de la revuelta nobiliaria. Hijo de una hija del conde Borrell II (947-992), era propietario de los castillos de Subirats, Ribes y San Martín Sarroca, así como de la fortaleza de Olérdola y el castillo del Port, en Monjuic. Su esposa, por su parte, poseía el castillo de Monbui (en el actual municipio de Bigas). Además, por estar emparentado con el vizconde de Barcelona, que poseía los castillos Viejo y Bisbal de Barcelona, podía también controlar dos de las cuatro torres defensivas de la ciudad.

Los nobles del territorio del actual Penedés, eran contrarios al poder del conde de Barcelona durante los años de gobierno de Berrenguer Ramón I y de Ermesenda por varios motivos. Por un lado, por la política de amistad del gobierno condal con los reinos musulmanes del entorno, puesto que se contentaba tan sólo con cobrar las pertinentes parias. Además, la autoridad condal otorgaba desde hacía tiempo privilegios y garantías de seguridad de bienes a las comunidades campesinas de la zona, lo que limitaba considerablemente el poder económico de los señores feudales. Y, por otro lado, el Monasterio de San Cugat del Vallés (el antiguo Castrum Octaviarum) tenía, desde los tiempos carolingios, unas serie de derechos sobre los territorios próximos a la frontera con los musulmanes que los nobles locales no podían aceptar. 

Mir Geribert, convertido en caudillo de los señores de este territorio, abolió por su cuenta las franquicias y concedió a los nobles el derecho de cobrar impuestos a los campesinos pertenecientes a sus propias castellanías.


EL GOBIERNO DE RAMÓN BERENGUER I

Ramón Berenguer I, a partir de 1041, cuando alcanzó la mayoría de edad y pudo deshacerse de la influencia de su abuela Ermesenda, consiguió restaurar el orden político mediante un proceso de adquisición de castillos que después concedía a la nobleza feudal local, no sin antes asegurarse todo tipo de alianzas con los propios magnates. Y logró, también, imponer una tregua entre los nobles barceloneses al reformar las obsoletas leyes visigóticas y reanudar la presión militar sobre las taifas de Lérida, Tortosa y Zaragoza.

Así, en 1058, el conde dirigió un ataque contra Sulayman Al-Muqtadir de Zaragoza, quien se había aliado con su hermano Yusuf Al-Muzaffar de Lérida para no pagar las parias. Esta expedición contó con la aprobación de los señores feudales que retiraron el apoyo a Mir Geribert.


POLÍTICA EXPANSIONISTA

Las luchas contra la taifa de Zaragoza se alargaron hasta el año 1062, pero permitieron al conde de Barcelona conquistar territorios de la Baja Ribagorza y consolidar sus dominios sobre Tárrega y otras poblaciones, orientando la expansión del condado de Barcelona hacia las zonas de poniente, territorios sobre los que podían haberse impuesto condados como el de Pallars, Urgell o Cerdeña.

Ramón Berenguer I también puso en marcha una activa política expansionista hacia las zonas del Languedoc y del Roussillon.

Después de dos matrimonios (Isabel de Nîmes, 1039, y Blanca de Narbonne, 1051), casó en 1052 con Almodis de la Marche, hija de Bernardo, conde de la Marche y Périgord.

En 1067, el matrimonio compró los condados de Carcassonne y Ràzes al conde de Cerdaña por 400 onzas de oro. 

Entre 1068 y 1070 realizaron otras cinco compras más en las que los condes de Barcelona adquirieron los derechos sobre la herencia de dichos condados, gastándose alrededor de 5.000 onzas de oro entre comisiones, gastos y pagos realizados a los condes de Foix y Tolosa para que se mantuvieran al margen de estos asuntos. 

Las parias cobradas a los reinos musulmanes habían favorecido esta política de expansión por las tierras del Languedoc, en las que la familia barcelonesa adquirió una posición preeminente.


SUCESORES

Del matrimonio entre Ramón Berenguer I y Almodis de la Marche, nacieron dos hijos gemelos: Ramón Berenguer II, apodado Cabeza de Estopa, y Berenguer Ramón II, el Fratricida

La primera intención del conde era que los dominios de Carcassonne y Razès pasaran a sus dos gemelos, ya que los de Barcelona eran para su primogénito Pedro Ramón (hijo de su primera esposa). Pero en 1071, Pedro Ramón asesinó a su madrastra y fue desterrado y excomulgado, lo que le hizo perder los derechos sobre el núcleo de Barcelona-Gerona-Osona, que pasaron a unirse temporalmente a los de Carcassonne-Razès. 

Cabeza de Estopa se convirtió en conde de Barcelona, pero murió violentamente en 1082, al parecer, por orden de su hermano el Fratricida (de ahí su apodo), quien adquirió el título. 

Tras la muerte de Cabeza de Estopa, el vizconde de Agde-Beziers tomó Carcassonne-Razès y se intituló vizconde con el pretexto de salvaguardar aquellos territorios y defender sus honores para el hijo de Cabeza de Estopa, el futuro Ramón Berenguer III el Grande.

Durante este período de coyuntura, los núcleos de Carcassonne y Barcelona quedaron entre sí desvinculados, y cuando Ramón Berenguer III sucedió a su tío el Fratricida ya no intentó recuperar los territorios de suelo francés, contentándose, tan solo, con que el vizconde de Carcassonne le jurara fidelidad en 1112.


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