martes, 11 de febrero de 2014

EL CONDADO DE BARCELONA: EL CABEZA DE ESTOPA Y EL FRATRICIDA


Ramón Berenguer I el Viejo, contrajo tres matrimonios a lo largo de su vida. En 1039 se casó con Isabelle (Elisabet) de Nimes, de la que nacieron tres hijos varones: Berenguer, Arnau (ambos fallecidos antes de mayo de 1045) y Pedro Ramón (Petrum Raimundi). Elisabet murió en 1050.


Un año después, Ramón Berenguer se casó Blanca de Narbona, a la que repudió al año siguiente, motivo por el cual el papa Víctor II lo excomulgó, y no tuvo con ella descendencia.


Y en 1053, se casó con Almodis de la Marche, hija del conde Bernard de la Marche y de Périgord, quien le dio cinco hijos: Ramón Berenguer, Berenguer Ramón (ambos, al parecer, gemelos), Arnau Pedro, Inés y Sancha. Pedro Ramón, el hijo superviviente de su primer matrimonio, asesinó en el año 1071 a su madrastra Almodis, por lo que fue excomulgado y exiliado in Hispania donde falleció al poco tiempo.


LOS GEMELOS


En el año 1076 falleció Ramón Berenguer I. En su testamento, según los Annales Barcinonensis, publicado en noviembre de 1076, cedió el gobierno de los condados de Barcelona, Gerona y Osona a sus dos hijos Ramón Berenguer y Berenguer Ramón. Arnau Pedro e Inés habían fallecido ya en ese momento y Sancha contrajo matrimonio después de esa fecha con el conde Guillermo Ramón de Cerdaña y Berga.


Las desavenencias entre los hermanos Ramón Berenguer II, apodado Cabeza de Estopa (Cap-de-Stopes), y Berenguer Ramón II surgieron muy pronto, puesto que el primero de los dos tenía preeminencia sobre el segundo, y tuvo que intermediar el mismo Papa Gregorio VII, poco antes del inicio de una expedición contra la taifa de Múrsiya (Murcia).


Los dos hermanos se repartieron la ciudad de Barcelona y otras poblaciones y convinieron en establecer su residencia en el palacio condal a intervalos de seis meses cada uno. Berenguer, no obstante, siguió pidiendo mayores privilegios y llegaron al acuerdo de dividir todas las adquisiciones futuras.


En 1077, Cabeza de Estopa intervino en una expedición por la conquista de Múrsiya en ayuda del emir de Ishbiliya (Sevilla) Abu l-Qásim al-Mu‘támid ‘alà Allah Muhámmad ibn ‘Abbad (Al-Mutamid, 1069-1091), que así lo había solicitado. La taifa de Múrsiya, que desde el año 1064 se había independizado de Balansiya (Valencia), era ahora pretendida por el rey musulmán de Ishbiliya, pero una serie de incumplimientos por parte de éste último forzaron al conde de Barcelona a abandonar la lucha y regresar a sus dominios condales.


SARAQUSTA Y LARIDA


Los condes de Barcelona se vieron involucrados en las luchas fratricidas por el control de la extensísima taifa hudí de Saraqusta (Zaragoza), cuyos dominios había conseguido reunir bajo su mandato el gran Abu-Jàfar Àhmad ibn Sulayman ibn Hud al-Múqtadir (Al-Muqtadir, 1046-1081) después de que su padre los hubiera disgregado entre todos sus hijos.


Al-Muqtadir, que había llevado al reino saraqustí a su momento de máximo esplendor, no pudo, sin embargo, sustraerse al pago de las parias a los reinos cristianos de Aragón y de Castilla, donde un poderoso Alfonso VI (1065-1109) se había intitulado Imperator Totius Hispaniae.


El emir musulmán murió en el año 1081 y, al igual que su padre, se vio obligado a dividir su reino entre sus dos hijos, dejando la parte más occidental de la taifa (con Saraqusta incluida) a Abu-Àmir Yússuf ibn Àhmad ibn Hud al-Mútaman (Al-Mutamán, 1081-1085) y la parte oriental (Larida, Turtusha y al-Daniyya) a Al-Múndhir al-Hàjib Imad-ad-Dawla (Al-Mundhir, 1081-1090).


Al-Mutamán de Saraqusta, con sus fronteras norteñas amenazadas constantemente por el rey aragonés Sancho Ramírez I (1063-1094), tuvo que pedir los servicios de su ejército privado al ya desterrado de Castilla don Rodrigo Díaz de Vivar, quien anteriormente había ofrecido su colaboración a los condes de Barcelona y éstos se la denegaron.


La misión de don Rodrigo era hacer frente a las tropas aragonesas y, además, incorporar al reino saraqustí los territorios de su hermano Al-Mundhir.


Al-Mundhir, por tanto se vio forzado a pedir auxilio a los condados de Barcelona y de Cerdaña.


En el verano del año 1082, tuvieron lugar una serie de enfrentamientos en las proximidades de las localidades fronterizas de ambas taifas (Monzón, Tamarite de Litera, Almenar) entre un fuerte ejército enviado por Al-Mutamán, y liderado por Rodrigo Díaz, y las tropas de Al-Mundir. Éstas últimas estaban conformadas por las del rey de Aragón, Sancho Ramírez I, y las de los condes de Cerdaña y Barcelona, Guillermo Ramón I y Berenguer Ramón II respectivamente.


Cerca de Monzón se avistaron los dos enormes ejércitos pero la plaza de Monzón juró fidelidad a Rodrigo Díaz, que fue el primero en llegar a ella.


Tras esto, Rodrigo avanzó hasta Tamarite de Litera (en la actual provincia de Huesca), donde se unió a las tropas que el propio Al-Mutamán había acercado, y continuó hasta la fortaleza de Almenar (en la actual provincia de Lérida, cerca de la frontera con Huesca), a muy poca distancia de la capital musulmana del reino, para consolidar allí sus dominios.


Cuando Rodrigo se dirigió hacia el sur para tomar la ciudad de Larida, Al-Mundir avanzó hasta Almenar y la sitió.


En la batalla campal que se produjo en las inmediaciones de la plaza fuerte de Almenar, el ejército saraqustí venció a la coalición de tropas del emir de Larida . Entre el gran botín capturado se hallaba algo que tenía mucho más valor que cualquier otra cosa: el propio Berenguer Ramón II de Barcelona. Éste, junto con algunos miembros de su séquito personal, fueron enviados a Tamarite, a la presencia del emir saraqustí.


Seguramente, y tras el pago de una fuerte suma de dinero, el conde de Barcelona fue liberado, y Al-Mutamán y Rodrigo Díaz regresaron triunfantes a Saraqusta.


Cuando Rodrigo Díaz hizo su entrada en la ciudad, fue apoteósicamente recibido por la población, que lo vitoreó a los gritos de sîdî, sîdî, sîdî… ("señor").


La taifa de Larida, tras la muerte de Al-Mundhir, pasó a manos de Sulayman Sayyid Al-Dawla (1090-1102), último rey de la saga de los Banu Hud. En 1102, Larida fue conquistada por los musulmanes almorávides.


MUERTE DE CABEZA DE ESTOPA


En diciembre de aquel mismo año, Ramón Berenguer II Cabeza de Estopa, en el transcurso de un viaje que hizo de Barcelona a Gerona, fue asaltado y asesinado por unos desconocidos al pasar por un paraje boscoso y solitario. Según la tradición popular, el asesinato fue ordenado por su propio hermano gemelo, que se convirtió en el nuevo conde en solitario y recibió para la posteridad el apodo del El Fratricida.

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